Vitalidad

SALUD

VIVIR UNA VIDA SALUDABLE

La Iglesia Adventista del Séptimo Día reconoce la autonomía de cada individuo y la libertad de escoger que Dios ha dado a cada ser humano. En lugar de ordenar normas de conducta, los adventistas se hacen un llamado mutuo a vivir como ejemplos positivos del amor y el cuidado de Dios.

Parte de ese ejemplo incluye cuidar de nuestra salud. Creemos que Dios nos llama a cuidar de nuestros cuerpos, tratándolos con el respeto que se merece la creación divina. La glotonería y los excesos, aun de cosas buenas, pueden ser perjudiciales para la salud.

Los adventistas creen que la clave para el bienestar se encuentra en una vida de equilibrio y temperancia. La naturaleza crea una gran cantidad de cosas buenas que llevan a disfrutar de una salud vibrante. Cuando se usan adecuadamente, el agua pura, el aire fresco y la luz del sol promueven una vida limpia y saludable.

Hacer ejercicio y evitar las sustancias nocivas como el tabaco, el alcohol y las sustancias que afectan la mente lleva a tener mente clara y a tomar buenas decisiones. Una dieta vegetariana equilibrada que evite el consumo de carne, sumado a la ingesta de legumbres, granos integrales, nueces, frutas y verduras, y una fuente de vitamina B12, promueven la buena salud.

Una salud de ese tipo es el don de un Dios amante que quiere que disfrutemos de una vida abundante. Cuando nos beneficiamos de un amor semejante, experimentamos un sentido de gratitud y aprecio hacia nuestro Creador.

Como resultado de ello, los adventistas eligen alabar a Dios con una vida gozosa.






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Las creencias adventistas tienen el propósito de impregnar toda la vida. Surgen a partir de escrituras que presentan un retrato convincente de Dios, y nos invitan a explorar, experimentar y conocer a Aquel que desea restaurarnos a la plenitud.

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